¡¡Alan Turing perdonado!!
Alan Turing (1912-1954), considerado un precursor de los actuales ordenadores y que, a pesar de haber descifrado el código Enigma de los nazis y haber salvado así miles de vidas, fue condenado en 1952 por su relación homosexual con un joven de 19 años. La reina Isabel II le ha otorgado recientemente el perdón a título póstumo después de una intensa campaña popular y a pesar de las reticencias de algunos puristas que opinaban que técnicamente no se le podía perdonar porque la homosexualidad estaba prohibida cuando fue condenado.
Alan Turing (1912-1954), considerado un precursor de los actuales ordenadores y que, a pesar de haber descifrado el código Enigma de los nazis y haber salvado así miles de vidas, fue condenado en 1952 por su relación homosexual con un joven de 19 años. La reina Isabel II le ha otorgado recientemente el perdón a título póstumo después de una intensa campaña popular y a pesar de las reticencias de algunos puristas que opinaban que técnicamente no se le podía perdonar porque la homosexualidad estaba prohibida cuando fue condenado.
Turing no llegó a ir a la cárcel porque prefirió someterse al tratamiento de castración química que se le ofreció como alternativa para evitar la prisión. Murió dos años después, envenenado al morder en su laboratorio una manzana impregnada de cianuro. El juez forense de la época concluyó que se había suicidado, quizás por los efectos secundarios que la castración química tuvo en su cuerpo. Su madre, sin embargo, siempre sostuvo que su muerte fue accidental, una tesis apoyada en 2012 por el historiador y director del Archivo Turing de Historia de la Computación, Jack Copeland.
Alan Turing fue un hombre excepcional. No solo por su cerebro particularmente dotado para las matemáticas, que le permitió convertirse en un héroe nacional cuando inventó la máquina que permitió descifrar el Enigma. Se trataba del código secreto por el que se comunicaban los barcos alemanes en el Atlántico durante la II Guerra Mundial. Según algunos historiadores, ese hallazgo permitió acortar la guerra en unos dos años.
Era excepcional también por su vida personal. Fue un consumado atleta al que le gustaba correr y ganar a los autobuses en el que viajaban sus colegas a alguna conferencia científica. Y solo una lesión le impidió convertirse en atleta olímpico en 1948.
Estudió en Cambridge, donde aprendió también que le gustaban más los hombres que las mujeres como compañía sentimental.
De nada le sirvió ser “un genio de las matemáticas” que al estallar la guerra empezó a trabajar en Bletchley Park, sede entonces del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ ). Perdió sus credenciales de seguridad y se convirtió en una oveja negra en un momento en que los homosexuales eran vistos como una presa fácil del espionaje soviético.
Le encontraron muerto en su laboratorio el 8 de junio de 1954. Su muerte se produjo al comer una manzana impregnada de cianuro potásico.
Algunas teorías aseguran que el logo de Apple, una manzana mordida, es un homenaje a Turing. Y que la bandera arcoíris que años atrás lucía ese logo era un homenaje a la homosexualidad del matemático.
En 2009, el científico y escritor John Graham-Cumming empezó una campaña para rehabilitar su nombre. El entonces primer ministro Gordon Brown pidió disculpas públicas por su proceso, pero el Gobierno no tramitó el perdón porque los expertos sostenían que eso no era técnicamente posible porque Turing había sido declarado culpable de forma justa por quebrantar la ley de su tiempo.
Esa tecnicalitis no ha impedido que ahora el Gobierno sí haya logrado rehabilitar a Alan Turing al firmar la reina este 24 de diciembre una orden de Gracia y Misericordia que le concede el perdón a título póstumo. El primer ministro, David Cameron, se ha referido al matemático como “un hombre extraordinario que jugó un papel clave para salvar a este país durante la II Guerra Mundial al romper el código Enigma alemán”.
Blog El Año de Turing 60 autores analizan el legado del científico